El Dr. Baker visita a su paciente embarazada, la señora Novack y examina también a su marido por una caída, al que encuentra bien. Al poco tiempo una hemorragia interna le causa la muerte y el doctor se culpa a si mismo por no haber impedido su fallecimiento, por lo que decide retirarse de la medicina. Cuando la señora Novack va a dar a luz, manda a buscar al doctor Baker y lo convence de que no deje de ser el médico del pueblo.
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